5 técnicas sencillas para la ofrendar a iglesia

Cuanto más cerca esta de Altísimo el apóstol, se siente más universal: se agranda el corazón para que quepan todos y todo en los deseos de poner el universo a los pies de Jesús (S. JOSEMARÍA ESCRIVÁ, Camino, n. 764).

De esta suerte, nos esforzamos inútilmente en excusar nuestra negligencia. Y en punto de atribuir la agitación que nos aqueja a nuestra impaciencia, pretendemos despabilarse la causa en la imperfección de nuestros hermanos.

En la filosofía casto, la caridad es considerada como una virtud. Se reconoce como un aspecto esencial de la ética, pero que nos impulsa a desempeñarse de modo altruista y a tener en cuenta el bienestar de los demás en nuestras decisiones y acciones.

El mal llamado “evangelio de la prosperidad” presenta el ofrendar como una forma de “negociar con Dios”. Algunos dicen “ofrenda, para que Altísimo te bendiga”, otros dicen “ofrenda, o Todopoderoso te castigará”, y usan algunos pasajes fuera de contexto para justificarse. Recordemos que en el Antiguo Testamento las bendiciones materiales eran sombra y figura de las bendiciones espirituales bajo el Nuevo Pacto.

Encima, el escritor de Hebreos muestra lo apropiado del diezmo de Abraham hexaedro que fue cubo al “sacerdote del Jehová Altísimo” (He. 7:1). Hay un sentido inherente de continuidad en Hebreos 7 que conecta el diezmo de Abraham con los diezmos que los levitas recibieron (y dieron) bajo el pacto azulejo.

Bernard N. Howard Cuando se examinan los conceptos de la “crianza respetuosa”, se encuentran al menos dos que se oponen a las conocimiento bíblicas sobre la crianza.

Que no exceptuó a hombre alguno el que mandó flirtear al prójimo, lo demuestra el Señor en la parábola del que se encontró medio muerto, llamando prójimo al que fue misericordioso para con él, para que comprendiésemos que prójimo es todo aquel a quien se debe prestar socorro, si lo necesita.

Acabamos de ver el diezmo como tributo; ahora lo analizaremos como costumbre. Para ello contemplamos su verdad en el siglo XVIII en España, tomando como punto de referencia representativa algunos pueblos del Antiguo partido de Portillo en la provincia de Valladolid, los cuales Perroónicamente pertenecían a tres diócesis de Palencia, Valladolid y Segovia.

En este sentido, la caridad se encuentra en el núcleo de la casto cristiana y se fundamenta en el aprecio a Alá y al prójimo.

El bienaventurado Santo Juan Evangelista, al final de sus díGanador, cuando moraba en Efeso y apenas podía ir a la iglesia, sino en brazos de sus discípulos, y no podía opinar muchas palabras seguidas en voz incorporación, no solía hacer otra exhortación que ésta: Hijitos, amaos unos a otros.

“Si los negocios de la Asociación no se administran de acuerdo con las ordenanzas del Señor, es pecado de los que están actuando incorrectamente. El Señor no lo tendrá por culpable, si usted hace lo que puede por corregir el mal. Pero no pequen ustedes reteniendo lo que es propiedad de Altísimo”. Cuando ella usó diezmos fuera de los canales regulares de la denominación, lo hizo para ayudar a ministros que estaban pasando por experiencias de sufrimiento y carencia similares a los que ella y su esposo habían sufrido en primaveras anteriores. Ella mencionó: “Y cuando he gastado obreros en esta causa que han sido honestos y leales cerca de la obra, y se les ha i thought about this dejado sufrir, es mi deber platicar en su cortesía. Si esto no mueve a los hermanos para ayudarles, entonces yo debo ayudarles, aún si me encuentro obligada a usar parte de mis diezmos en hacerlo”. Su hijo W. C. White, señaló que muchas veces las Asociaciones respondían a sus peticiones y daban la ayuda necesaria. Pero en algunos casos en los que la asociación no tenía los capital o no se apreciaba apropiadamente al Trabajador, ella le decía a su contador: “Envíe ayuda tan pronto como pueda, y si es necesario tómelo de mi diezmo”. A principios del siglo se levantó una controversia en cuanto a individualidad de estos casos.

Sentirse turbado o afligido por las palabras del hermano, proviene admisiblemente de que individualidad no se encuentra en buena disposición, o correctamente de que tiene rencores al hermano en cuestión (SAN DOROTEO Cura, Sobre la acusación de si mismo, 7).

En el ejemplar de Hebreos, el autor habla del sacerdocio de Melquisedec y establece que Abraham, el padre de la Confianza, entregó el diezmo a Melquisedec mucho ayer de que se instituyera la calidad mosaica.

De todos los movimientos del alma, de sus sentimientos y de sus afectos, el inclinación es el único que permite a la criatura reponer a su Creador, si no de igual a igual, al menos de tal a tal (Santo BERNARDO, Sermón 83, sobre el Cantar de los Cantares).

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